Siempre digo que si no hubiera conocido a Viola Frymann , probablemente habría abandonado la osteopatía. Porque al principio era muy malo en la palpación, era una “cabra” para la palpación. También, porque cuando ponía en lo que me transmitían mis profesores, a veces funcionaba y otras no, pero no entendía por qué ocurría esto. Hoy en día no sé por qué funciona, pero creo que lo esencial que sucede no lo controlamos, se nos escapa, pero si tengo el sentimiento que funciona mucho mejor que en por entonces.
Dos cosas me llamaron la atención en Viola Frymann. La conocí hace 30 años, cuando aún estaba joven, y tenía más movilidad intelectual y
espiritual. La primera es que cuando hablaba siempre era sencillo y evidente, y yo que no entiendo el inglés verbal, entendía lo que nos contaba. Y la segunda, es que no había incoherencia entre lo que ella decía, el ser y lo que ella hacía. Principalmente, porque me di cuenta, sobretodo con los osteópatas franceses, que a menudo hay
un hueco entre su discurso y su calidad de ser, porque creo que la osteopatía no es algo ordinario, y eso significa que soporta mal ser realizado por personas ordinarias, es decir , no humanas,
de una calidad humana. Todos tenemos dificultades de ser, pero creo que cuando nos orientamos hacia la osteopatía, es importante solucionar parte de esas dificultades de ser.
Gracias a ello seguí mi camino de osteopatía, porque ella me enseño que había algo justo ahí (en la osteopatía). Así
que persistí. Y logré encontrar soluciones con respecto a mi problema de palpación, y es por ello, que el abordaje tisular, que a día de hoy practico y enseño, empezó. No tenía intención como
profesor, pero si como terapeuta. Quería ser lo más eficaz posible con mis pacientes. Pero cuando encontré soluciones para mi palpación. Las soluciones, no vinieron a través de la osteopatía y de
osteópatas, sino de otras vías distintas, a través de mi trabajo personal. El problema que tenían nuestros profesores con respecto a la palpación, es que los que sentían, sentían, pero la mayoría
no sabían cómo lograban sentir. Había procedido a través de intentos y obtenía éxitos y fracasos, y habían establecido su propio camino, pero no tenían
concepto, ¿entendéis eso?. Sé hacer eso, pero sin saber cómo he logrado hacerlo. Además con el problema que como ese camino es difícil, tendemos a ocultarlo, es como esas personas que
olvidan que un día fueron niños, y eso no es buena señal. Por tanto, cuando les pedía ayuda en la palpación, sí que intentaban ayudarnos, pero lo que sabían hacer no sabían transmitirlo, y muy
pronto nos dimos cuenta que los molestábamos.
Por tanto, cuando logré superar mi dificultad en la palpación, para mí si era importante poner concepto sobre ello, es una característica de mi ser, es así, no se
usar algo sin entender cómo funciona. Como eso me había ayudado con mis compañeros de osteopatía, eso también les ayudó, y así se inició la docencia conmigo. En un principio con pequeños grupos,
que poco a poco fueron creciendo, a través de boca a boca. Y progresivamente la demanda fue mayor, y esto me inició en la docencia. Esto me obligó en precisar los conceptos. No podemos enseñar y
transmitir algo que no concebimos claramente. Esta fue la primera gran etapa que permitió el nacimiento del abordaje tisular hoy en día.
La segunda etapa, fue mi actividad de traductor. No tenía ninguna intención de traductor o escritor. Pero lo que me llevó a ello, fue que en un momento concreto en
mi trabajo de docente, oía a mucha gente que me decía; “de todos modos lo que tu haces, ya no es osteopatia”, lo que me molestaba es que en el fondo sí tenía
la sensación que lo que hacía era osteopatía, por lo menos de lo que yo conocía de los conceptos osteopáticos.
En Francia, por entonces, no teníamos acceso a los textos de los fundadores de la osteopatía. Y así empecé a traducir la Autobiografía de Still, y a leerlo. El
inglés, de la época de Still era realmente difícil, y a medida que progresaba, un amigo me dijo; “¿por qué no lo publicas?”. Y pensaba que no interesaría a muchas personas. … pero al contactar a
un editor, que sorprendentemente aceptó enseguida publicar la Autobiografía de Still, y tuvo un gran éxito de publicación. Eso me comprometió a seguir traduciendo a Still, seguí con el libro de
Filosofía, Investigación y Practica, y el Nacimiento de la Osteopatía de Carol Throwbridge, que cuenta la historia de la osteopatía. Enseñando cómo procedió Still para enseñar la osteopatía, y
sobretodo ese trabajo de traducción me otorgó un Fulcro.
¿Conocéis el concepto de Fulcro?.
Sin fulcro no podéis tener potencia. La potencia es la capacidad para mantener una posición en el espacio. Con lo cual esa potencia depende en principio, del apoyo
que tomamos. No es un fulcro material, sino conceptual, y para mi espiritual. Eso ha cambiado totalmente mi forma de trabajar, no a nivel de lo que hacía, pero sí a
nivel de lo que soy. La osteopatía no es cuestión de hacer sino cuestión de ser. Sin embargo, durante nuestros estudios se hace hincapié sobretodo en lo que hacer, y no se insiste
bastante sobre la calidad del ser. Es lo que vamos a hacer, es un trabajo importante, pero también es una apertura extraordinaria hacia otra cosa. Con lo cual espero que durante los próximos
cuatro días podáis tomar más conciencia de todo esto y mejorar la calidad de ser. También me he dado cuenta, sobretodo en Francia, que la enseñanza de la osteopatía no está centrada. Las personas
hablan de Still, Sutherland, para apoyar sus propósitos, pero al mismo tiempo no están centradas sobre el concepto osteopático, eso sí es ser Osteópata, no hacer un crack o una técnica sobre un
lugar del cuerpo, con lo cual vamos a intentar centrarnos y trabajar sobre la calidad de la presencia.