Como Osteópata me gustaría poder echar un vistazo atrás en este concepto. Y
no a partir de mis observaciones, sino a partir de los orígenes de todo esto. Como siempre, volver al principio, a nuestras raíces no hará entender lo que somos mucho mejor. Haré por tanto, un
repaso a los textos de quien un día intuyó que el concepto de Andrew Taylor Still podía aplicarse a la zona del cráneo, mientras se quedó parando mirando un cráneo del Dr. Still:
William Garner Sutherland.
Esto lo encontré en la Biografía del Dr. Sutherland, "With thinking fingers", escrita por su mujer. En la pág. 67.
Muy poco a poco empezó a aparecer una responsabilidad con la que Will no había previsto; la necesidad de tener que responder a la solicitud de colegas de profesión que le pedían un diagnóstico en casos difíciles. Siempre le preguntaban: “¿Crees que podría ser un caso craneal?” a lo que contestaba brevemente que no podía describir las técnicas hasta que no hubiera visto el caso. Le hubiese gustado ser más concreto en sus respuestas, pero en esas circunstancias solo podía que generalizar.
Poco a poco esto paso al plano del terapeuta-paciente en relación al tratamiento, y no tanto a la forma de proceder. Se solía decir, “Si Sutherland tiene algo que hacer en tu caso estaría bien que le diéramos una oportunidad”. Esto desencadenó que se viera a “Sutherland como un “especialista” lo que no era del todo de su agrado.
Estas cartas de sus compañeros revelaron, como nunca hasta entonces, que Will tuviera que mostrar de manera inminente lo que el concepto craneal podía ofrecer. “Tiene una cabeza que pienso que podrías corregir, y por eso te lo envío…” “Tras el tratamiento no ha vuelto a tener dolor de cabeza hasta el día de hoy… lo más desde que la conozco. Ojalá estuviéramos más cerca para que la pudieras tratar más a menudo…” “Un accidente en el que se ha fracturado el cráneo… y le he hablado de ti como especialista.”
Will agradecía todo esto, pero se sentía molesto por las limitaciones que los terapeutas se imponían a si mismos, considerándolos craneales.Esto no era una “especialidad”. Esto era osteopatía. Eran osteópatas. Este abordaje podía enseñarse y estar disponible para todos. ¿Qué solución podríamos encontrar para ello? Pensaba Will.
En “Osteopathy in the Cranial Field” (W.G Sutherland)(1951). Prólogo;
“El fluido cerebroespinal es el mayor elemento conocido del cuerpo humano… El que sea capaz de reflexionar se dará cuenta que este gran rio de la vida ha de ser hecho circular para que los campos secos puedan regarse o de lo contrario la cosecha de la salud se echará a perder para siempre.”
… La lesiones vertebrales repercuten sobre la zona craneal y las lesiones craneales lo hacen sobre la zona vertebral….
…. usando el sentido del tacto están indicados para percibir cambios en la fluctuación del fluido, que puede detectarse en las zonas craneales y por todo el cuerpo.
y en la INTRODUCCIÓN de este mismo libro Harold I. Magoun (supervisado por el Dr. Sutherland) escribe:
El concepto craneal es:
Esto lo escribió el mismo Dr. Sutherland en su libro “teachings in the science of osteopathy”.
Somos osteópatas que seguimos el concepto de globalidad y de intercomunicación en el ser humano. Y no somos especialistas de una parte u otra del cuerpo, como estamos acostumbrados a entender la medicina hoy en día. Un osteópata sabe trabajar el cráneo, y sigue los principios tal y como los describió el Dr. Still y el Dr. Sutherland, !!!!pero nunca, nunca, nunca!!!!!, se olvida que el ser humano está interconectado y es un conjunto.
¿Pero, qué ocurrió a partir del aporte del Dr. William G. Sutherland?
Desde mi opinión personal, lo que ha ocurrido es que W.G Sutherland a partir del concepto craneal, especialmente al final de su vida, elaboró un abordaje dentro de la osteopatía que iba o se desmarcaba más allá de la osteopatía excesivamente mecánica y científica. Will a menudo hablaba del “Aliento Vital” lo ubicaba sobretodo al principio en el cráneo, debido a sus descubrimientos sobre el MRP (el Mecanismo Respiratorio Primario), pero a medida que iba avanzando en su camino como osteópata fue dándose cuenta que este MRP estaba en cada parte del cuerpo, en cada estructura corporal, que estaba dotada de este Aliento de Vida. Es a partir de aquí, que muchos osteópatas empezaron a trabajar y desarrollar un modelo holístico y osteopático basado en el Aliento de Vida, como principal concepto terapéutico. Osteópatas conocidos como Rollin Becker, Viola Frymann, Robert Fulford, Anne Wales… y muchos más han seguido esta línea de trabajo, en la que concebimos al ser humano como algo más que solo materia o estructura mecánica. El abordaje biodinámico de la osteopatía desarrollado por James Jealous es una clara continuación de todo este trabajo. Considerando al ser humano como un conjunto mecánico, pero también emocional, energético y espiritual. Esto evidentemente se aleja del camino que quieren muchos osteópatas para la osteopatía, el camino de la ciencia, en la que todo ha de ser demostrado estadísticamente. Solo que aquí estamos en una frontera muy fina. ¿Estamos tratando la enfermedad o al enfermo? ¿Imponemos el tratamiento, o ayudamos a que el cuerpo se cure por sí solo? Pero éste es otro debate demasiado largo para discutirlo ahora mismo.
Y por qué surge la terapia cráneosacral.
Es curioso, porque cuando he hablado con terapeutas cráneosacral, me dicen que ellos trabajan en la globalidad, algo que me choca ya de primeras con el nombre cráneosacro, pues parece limitante a solo dos estructuras corporales. La conclusión que yo saco es que la terapia cráneosacral surge como opción osteopática para desmarcarse del trabajo solo científico y médico que quieren muchos osteópatas para la osteopatía. Muchos terapeutas que querían trabajar con este concepto del Aliento de Vida, iniciado en su día por el Dr. Sutherland, han tomado esta vía de trabajo y se han acabado denominando terapeutas cráneosacrales, aunque puede que realmente lo que estén practicando la osteopatía del Dr. Still continuada por el Dr. Sutherland.
Lo que ocurre es que como siempre hay un tema de ego. El osteópata muchas veces quiere ser un doctor de bata blanca que impone sus tratamientos a sus pacientes. Y para poder ser “oficiales” hay que buscar ser “científicos”. Es decir, que si queremos que finalmente se reconozca la osteopatía como medicina oficial en España lo que habrá que reconsiderar es si apartamos el abordaje craneal y del Aliento de Vida, el abordaje del paciente y no de la enfermedad. Y si, es cierto que desde esta manera, desde este lenguaje de la patología y la medicina alopática, es mucho más fácil ser oficiales.
Por ejemplo, pensemos algo. ¿Por qué surge la formación oficial de terapeutas cráneosacrales en Inglaterra? Donde si no estoy equivocado son 4 años de formación. Mi opinión es que la osteopatía tal y como se está enseñando en Inglaterra se ha olvidado de este concepto de globalidad del ser humano, para englobarse en un contexto médico y científico, donde el abordaje del Aliento de Vida es demasiado sutil y poco medible como para encajarlo dentro de las formaciones osteopáticas. Así que lo mejor fue sacarlo de la formación osteopática y encajarlo con otro nombre; terapia cráneosacra. Todos sabemos que si el Dr. Sutherland se levantara de la tumba y viera todo esto no estaría nada de acuerdo.
Lo que estamos presenciando como escuelas
de terapia cráneosacra no son más que formaciones de osteopatía que han querido desmarcarse de la
osteopatía científica y encontraron aquí su manera de trabajo, y para desmarcarse de este mecanicismo y cientificismo optaron por cambiarle el nombre. Puesto que he visto ya
alguna escuela de osteopatía donde el trabajo mecánico esta fuera del currículo, pero no por ello dejan de trabajar la estructura, ni dejan de trabajar la Globalidad, tal y como nos dejó en su
día el Dr.A.T Still, padre de la Osteopatía. Curiosamente esto es criticable, pero en cambio no es criticable que la
osteopatía en Inglaterra haya optado por sacar el abordaje craneal de su currículo.
Una vez más, los problemas con los que se encuentra la osteopatía en relación con su identidad no están fuera, en los fisioterapeutas, masajistas, médicos, quiroprácticos…etc., sino que somos los propios osteópatas los que hemos perdido nuestro propio camino, el que nos mostró en su día el Dr. Andrew Taylor Still.
“No necesitamos tener miedo de nuestros enemigos que contestan cada paso que damos. Ellos no pueden hacernos daño; sus patadas son solo una bendición disfrazada. Nuestro mayor peligro, de hecho el único que puede amenazar al futuro de la Osteopatía, son los errores de aquellos que dicen ser nuestros amigos"
A.T Still.
Frontier Doctor. Pag. 172.
Franki Rocher Muñoz
Osteópata, D.O